La línea, extraña criatura que une puntos, delimita superficies y redondea orificios. La línea también es el hilo conductor del pensamiento, un camino en dirección a una verdad preestablecida.
Todos vivimos rodeados por la misma línea, una línea que jamás alcanzaremos, una línea que nos invita a visitar mundos imaginarios y reales, extravagantes y violentos. Esta es la línea de horizonte, la línea del paisaje, la línea que solamente podemos alcanzar con nuestra imaginación, con nuestros sueños o nuestras pesadillas.
Sobre esta línea reposan todos nuestros presupuestos e ilusiones de un mundo mejor o peor, profundamente personal, idealizado, magnificado, representado. Con está línea jugamos, es el tablado del teatro de nuestras derivas emocionales, en ella viven y bailan y cantan los seres inalcanzables en comarcas que solamente podemos imaginar, crear o recrear dependiendo de nuestros estados anímicos.
Es la línea de la vida, es nuestra, individual, permanente, indestructible y en ella caben todos nuestros paisajes. La línea es el paisaje.
Todos vivimos rodeados por la misma línea, una línea que jamás alcanzaremos, una línea que nos invita a visitar mundos imaginarios y reales, extravagantes y violentos. Esta es la línea de horizonte, la línea del paisaje, la línea que solamente podemos alcanzar con nuestra imaginación, con nuestros sueños o nuestras pesadillas.
Sobre esta línea reposan todos nuestros presupuestos e ilusiones de un mundo mejor o peor, profundamente personal, idealizado, magnificado, representado. Con está línea jugamos, es el tablado del teatro de nuestras derivas emocionales, en ella viven y bailan y cantan los seres inalcanzables en comarcas que solamente podemos imaginar, crear o recrear dependiendo de nuestros estados anímicos.
Es la línea de la vida, es nuestra, individual, permanente, indestructible y en ella caben todos nuestros paisajes. La línea es el paisaje.
Paisaje. Museo MAJA, Jericó, Colombia. Agosto-Septiembre 2019.
Un punto, todo se inicia en un punto, el punto inicial, el resto es la línea.
La línea... la línea es como nosotros, es parte de nosotros, nace el mismo día que nosotros y de la misma manera que antes de nosotros no había nada, antes de nosotros tampoco existía la línea.
La línea es personal e intransferible, es única, está ligada a cada uno de nosotros, es indisociable de cada uno de nosotros y de la misma manera en que todos somos distintos, ellas también lo son, no hay dos igual aunque todas se vean parecidas.
Las cosas son así, lo creo firmemente, todos sabemos dibujar, y sabemos dibujar bien, inclusive diría que muy bien, aunque los referentes sociales que tenemos nos hagan pensar que no.
Una muy buena amiga mía, pintora de aguja, me dijo ayer que ella no sabía dibujar. Le conteste que no, que no era así, que sus bordados demostraban que no era así, y que ella sí sabía dibujar, a su manera, claro esta, y muy bien.
La línea es personal e intransferible, es única, está ligada a cada uno de nosotros, es indisociable de cada uno de nosotros y de la misma manera en que todos somos distintos, ellas también lo son, no hay dos igual aunque todas se vean parecidas.
Las cosas son así, lo creo firmemente, todos sabemos dibujar, y sabemos dibujar bien, inclusive diría que muy bien, aunque los referentes sociales que tenemos nos hagan pensar que no.
Una muy buena amiga mía, pintora de aguja, me dijo ayer que ella no sabía dibujar. Le conteste que no, que no era así, que sus bordados demostraban que no era así, y que ella sí sabía dibujar, a su manera, claro esta, y muy bien.
La cuestión es: ¿Que es dibujar?...
Dibujar sencillamente es trazar líneas que conforman la imagen de una idea, es un signo, un lenguaje. No es un fin en sí,es un medio.
Si el punto y la línea nacen con uno, solamente pueden ser parte de uno mismo y, de la misma manera que uno no se puede transformar en otro, nuestras líneas tampoco pueden hacerlo porque son visceralmente parte de uno mismo.
Mis líneas y yo somos una sola entidad y en consecuencia tengo que admitir mi propia realidad como dibujante y dibujar como yo, y solo yo, se hacerlo.
Este planeamiento es válido para cualquiera y cualquier persona es capaz de dibujar, lo cual anula el falso cuento de “es que yo no sé dibujar”.
Todos sabemos dibujar, no es un don de la naturaleza que solo unos pocos poseen.
Es un don colectivo.
Si el punto y la línea nacen con uno, solamente pueden ser parte de uno mismo y, de la misma manera que uno no se puede transformar en otro, nuestras líneas tampoco pueden hacerlo porque son visceralmente parte de uno mismo.
Mis líneas y yo somos una sola entidad y en consecuencia tengo que admitir mi propia realidad como dibujante y dibujar como yo, y solo yo, se hacerlo.
Este planeamiento es válido para cualquiera y cualquier persona es capaz de dibujar, lo cual anula el falso cuento de “es que yo no sé dibujar”.
Todos sabemos dibujar, no es un don de la naturaleza que solo unos pocos poseen.
Es un don colectivo.
Me costó muchos tiempo liberarme de la mirada coercitiva que ejerce la sociedad acerca del buen dibujo, me costó muchísimo liberarme de las presiones del medio y del concepto del buen dibujo.
Lo logré el día que redescubrí la línea, la redescubrí en los demás. La redescubrí en los dibujos anatómicos de Leonardo cuando viendo el dibujo magistral de una mano pensé que si Leonardo era capaz de dibujarla, esta mano debería ser capaz de dibujar a Leonardo, a final de cuenta todas nuestras manos son iguales, poseen todas exactamente la misma mecánica y funcionan de la misma manera. La redescubrí en los dibujos de los niños de corta edad que nacen con un poder de dibujo enorme que van perdiendo en la medida que el sistema social los va limitando, cuando empiezan a perder la inocencia y se vuelven pre-adolescentes y la redescubrí cuando vi que personas con discapacidad intelectual eran capaces de dibujar maravillosamente bien sin tener en cuenta los cánones sociales, simplemente dibujando desde adentro de ellos mismos.
Lo logré el día que redescubrí la línea, la redescubrí en los demás. La redescubrí en los dibujos anatómicos de Leonardo cuando viendo el dibujo magistral de una mano pensé que si Leonardo era capaz de dibujarla, esta mano debería ser capaz de dibujar a Leonardo, a final de cuenta todas nuestras manos son iguales, poseen todas exactamente la misma mecánica y funcionan de la misma manera. La redescubrí en los dibujos de los niños de corta edad que nacen con un poder de dibujo enorme que van perdiendo en la medida que el sistema social los va limitando, cuando empiezan a perder la inocencia y se vuelven pre-adolescentes y la redescubrí cuando vi que personas con discapacidad intelectual eran capaces de dibujar maravillosamente bien sin tener en cuenta los cánones sociales, simplemente dibujando desde adentro de ellos mismos.
El trabajo que les presento hoy es una línea, la línea de un paisaje, un mundo creado desde la nada y sin otra pretensión que de invitar a sentir un espacio encerrado en otra línea, una línea que todos compartimos y de la cual no nos podemos desprender, esa línea es la línea de horizonte, el límite real de nuestros mundos.
Como todo esta línea empieza en un punto inicial y termina en otro punto, el punto final.
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